lunes, 12 de mayo de 2014

Sobre la certeza...

Por lo pronto siento que la vida se maneja en la búsqueda del balance entre éxito y tragedia. Siento, a mi pesar, que hemos desarrollado una especia de sonda que se dispara cada cirta cantidad de días y revisa las actuaciones que nos rodean. Así nos entrega una especie de diagnóstico que viene a darnos designios respecto de como interpretar los hechos, y a su vez nos atrapa en un círculo virtuoso o un círculo vicioso. 

Como habrás percatado el discurso está  teñido de ambigüedad. Los "podría" y los "una especie" nunca han sido buenos descriptores. En realidad la palabra nunca ha sido buena en llevar la emoción a la descripción. Existe el alma de la emoción que se diluye en vamos intentos para escenificar lo vivenciado, pero el protagonista de la historia vive la experiencia como novedosa cada vez que la revive, en tanto que el oyente da rienda suelta a su interpretación, creando una realidad nueva a lo ya vivido por el protagonista y a su vez viviendo el parto de una nueva experiencia la "de esa vez en que ese loco nos contó esa historia"...
Entonces, reconocido lo anterior, Porqué habría de desechar la ambigüedad y en su lugar poner la certeza? Tanto la religión, la ciencia y la filosofía nos imponen certezas descritas por el avatara, deducidas por el adelantado o transmitidas en el conocimiento oculto ahora desvelado. Creo que eso ya me canso, el querer vivir en base a los designios superiores ha cansado mi intelecto. El querer vivir en base al deber ha frustrado todo intento de éxito y me ha sumido en la cotidianidad de mierda que no expande la mente. Soy capaz de criticar al capitalista y al consumista, como soy capaz de sobreponerme al ataque del inseguro, como soy capaz de no dar tregua a la atracción del halago y la crueldad de la crítica. Sin embargo me seduce la fantasía del "deber". Tal vez exista la vida eterna, tal vez la reencarnación espera paciente o quizás el que ha dedicado su Ser a vivir en oscuras con su capa negra y su asadon  me mira hasta tocarme y acabar con todo. 

Con un gran colega hemos discutido la redacción de un paper. Él me inspira a concretar certezas, yo sugiero la humildad de la duda. Él me informa los códigos de redacción académicos. Yo le recuerdo mi necesidad de tensionar las estructuras. Él me exige no olvidar la finalidad del documento e impone su estilo de redacción. Yo cedo y permito que él realize el paper en base a lo que sugiere es adecuado. Finalmente el paper es aceptado y nos adjudicamos el proyecto. 
El camino de la certeza impregna al otro de la falacia de la seguridad, es la certeza la que ha fundamentado guerras a diestra y siniestra. Es la certeza la que ha impuesto abusos. Es la certeza la que ha entristecido al mundo. Es la certeza la que daña a la Pacha y no nos permite escuchar la verdad. Es la certeza la que acabo con mi relación. 

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