jueves, 20 de diciembre de 2012

Sobre una golpiza...

La vida se transforma en un cumulo de experiencias maravillosas. algunas amargas y otras mas bien dulces. Pero, sin lugar a dudas, todas dejan un sabor a ese que se yo, incluso el sinsabor llega a ser degustable.

La vida, la misma que poetas han alabado y han castigado, nos trae a colación el cuestionamiento critico. nos enfrenta a maniobras cuestionables que "la moral" nos sustrae a observar desde la periferia, desde lugares otrora alejados.

La misma vida nos enfrenta a labores antes inimaginables. Seguro estoy de poder escuchar a todos y cada uno de los pobladores de esta nación llamada tierra, y seguro estoy que las sorpresas no serán menores... en cada una de esas historias. Somos maravilla, maravilla somos.

En el trabajo con jóvenes infractores de ley los sinsabores se hacen recurrentes. La facilista, y amplia de interpretación, frase de postulación a cargo -tolerancia a la frustración- se hace cada vez más vivida, se pone cada vez más en tensión, hasta casi, casi, casi, casi romper... Pero estos sinsabores suelen venir desde ellos y ellas. Normalmente son los protagonistas de su historia...

Hace unas semanas la vida me enfrenta al encuentro con un joven abusado. Un adolescente que ha sido aprehendido, luego de la compra de un celular de segunda mano (evidentemente robado -por otro, diferente a él-). 
El abuso ha sido físico y moral, el abuso ha sido protagonizado por las fuerzas del orden, por policía de investigaciones, claro está específicamente por algunos de los presentes en sus filas. Me inclino a pensar que no es una práctica reiterada dentro de la institución (...aunque cada día lo dudo más...).
La historia versa que luego de comprar el celular es interceptado por la PDI, quienes le toman detenido por receptación. Luego es llevado a cuartel y golpeado a destajo... para finalmente ser llevado a constatar lesiones en hospital de la ciudad, no sin antes generar una conversación privada con la doctora... Luego este joven será llevado a calabozo de tribunales y formalizado de una investigación en su contra. Para ser puesto en libertad.

Ahora bien... el joven en cuestión no es un pan de Dios, no es un sujeto que, en base a sus hechos, merezca la lastima de sus compatriotas. Muy por el contrario es un joven que en su corta trayectoria de vida ha pasado casi cuatro años recluido. Luego de pasar muchos años subsistiendo del delito profesionalizado, especializado en el asalto a casas, con el acabóse de, en conjunto a su banda, dañar con arma blanca a un inquilino...

Luego de nuevo... ahora bien este chico dicése rehabilitado, declara no querer participar de más actos criminales, pues a aprehendido la lección. Sin embargo, debo decirlo con sus palabras, él es una persona flaite, alguien que utiliza ropajes bien producidos, con alta valoración de una imagen impecable, zapatillas limpias, poleron ajustado, camisa al pantalón, etc... etc... Es la imagen con la que carga, a lo que se suma un vocabulario que intenta alejarse cada día más del COA., pero que lo intenta infructuosamente. Él es portador del caminar, del hablar y del vestir que despertaría las sospechas de un policía que intenta resolver crímenes desde el instinto cada día más bullido...

Entonces este sujeto policía mira a su presa y le detiene. En búsqueda de la satisfacción de sus hipótesis genera la presión física en la obtención del predispuesto confesionario. En la búsqueda que el joven se haga cargo del robo del celular. Surge la necesaria pregunta ¿Pero porque confiar en la palabra de un joven que ha cometido actos violentos, que ha estado detenido años en prisión? Sabemos que es de mala educación responder con preguntas, pero ¿Acaso no es el papel, al estar al filo de la inclusión, promover el acercamiento de los jóvenes en estado de exclusión social (de estigmatización)?¿Acaso es ello posible, o por lo menos sincero, sin confiar? ¿Es el trabajo un ejercicio de vida o una labor espuria a realizar en la jornada a cancelar?


Creo que el poder escuchar al joven y dar veracidad a lo que plantea, solo por el hecho de plantearlo pudiese generar la peligrosa señal de mostrar que es posible creer en él. Que pese a todo lo pasado aun creemos en los sueños, aun puede seguir abusando si lo desea, aun es posible ser victimario, si lo desea. Pero aun es posible un cambio real, aun es posible mirar atrás, hacerse cargo de lo protagonizado, y solo luego mirar adelante y avanzar.

Los tiempos de héroes murieron con las grandes producciones de holliwood, ahora solo hay tiempo para acciones realmente humanas...