miércoles, 14 de enero de 2009

Sobre "El Día de la Marmota"...

¿Recuerdan la película “El día de la Marmota”?

Churra, creo que lo primero es preguntar si conocen la película. Trata sobre un hombre que llega a un pueblo en el cual celebran el día de la marmota como festividad local y se repite el día una y otra vez. Él intenta todas las variaciones posibles para poder descifrar que es lo que debe hacer, pero no ocurre ningún cambio, y la repetición del día no termina jamás. Simplemente esta atrapado (intenta el suicidio, pero solo consigue despertar el próximo día en el mismo día...). Del final de la película no me recuerdo, pero eso muchas veces es poco importante.




Uno de los episodios mas traumáticos que e vivido en mi vida fue de camino al colegio en septimo u octavo básico. ¿O fue de vuelta a casa? Bueno creo que es otro detalle insignificante, pero tengo muy claro que una parte del camino, sino el comienzo o el fin, que recorría era la escuela.

Yo vivía en una población de esas de mala muerte, esas que todos desprecian por solo escuchar su nombre, es como si el nombre de dicha población llevara impresa una carga que deteriora los sabores de quienes las nombran, pero eso en paja de otro pajar (¿o no?). Prosigo, yo era el feliz poseedor de una bicicleta cross, es un modelo chiquito en el cual acostumbraba salir a dar vueltas a todas la poblaciones, con el fin de poder comparar como era la vida, y creanme era diferente.

En la población en que vivía existían alrededor de tres sectores muy marcados (todos pobres), en el más cruento de los tres, en el que la extrema pobreza era evidente a los ojos de un niño de septimo u octavo básico ocurrieron los hechos que jamas olvidaré. En dicho sector, que por lo demás no eran más de cien metro cuadrados, conviven muchas familias las que se plasmaban en casetas que asimilaban colores enmohecidos y se cubrían de multitudes de plásticos de todas las marcas y colores. Tener que recorrer el tramo escuela-casa me obligaba a circundar dicha congregación de “hogares” y mas de alguna vez reparaba mi atención en lo que allí sucedía, pero un día mi atención se vio sobrepasada al ver a una mujer de unos 30 años barriendo, la cual estaba acompañada con un bebe de unos 4 años. Ella vestía un vestido de una pieza que mas parecía los restos de un mantel que cumplió el propósito de cubrir la mesa de una celebración en la cual nadie quería estar y el la que los asistentes, quizás en búsqueda de alguna irónica revancha dejaron caer los restos de sus bocas llenas de rabia y descrédito. Ella calzaba unas chalas destruidas que dejaban ver la marca”Zico” y que forman parte del inventario necesario de quién no se interesa por interesarce en sí, su cabeza era desaliñada en un pelo huracanado y su rostro lo recuerdo, pero dudo corresponda al que veo hoy en mi imaginación. El niño debía medir un metro de altura, quizás menos, tenia un pantalón corto de color verde marino, de seguro el retazo de algún uniforme que regalaron en ropas para los necesitados. El niño además tenia una polera muy corta con diseños infantiles, algo así como si su ángel de la guarda buscara reírse de la infancia ya derruida en un ambiente mas preocupado por todo menos la infancia, la polera se arrepollaba hacia el pecho del nicho invitando a ver un estomago hinchado, muy similar al de un perro que porta unos parásitos que lo comen desde adentro, dejando su corazón como parte final del festín, para además no atentar contra la vida del portador. El lapsus en que vi esta imagen no debe haber superado los cinco segundos. Mientras los observe la mujer fumaba un cigarrillo y barría a la vez, como si las dos acciones en ninguna dimensión posible de existir se contradijeran. Quizás en el tercer segundo la mujer dobla sus rodillas, mira al niño, estira la mano con la que cargaba el cigarrillo y con una expresión de absoluta cotidianeidad, similar a la de matar una mosca quizás, con esa expresión deja el cigarro en la boca del niño el cual como respuesta da una bocanada, que solo un arriero u otro oficio que busque compañía en algún cilíndrico portador de tabaco y cancer, pueda enseñar solo a sus discípulos mas avanzados. Esta situación, solo me dejo con una sensación de culpabilidad, sin siquiera pedirlo había pasado a ser el encubridor de una acción que a nadie le interesaría y en la cual nadie se tomaría la molestia preguntar si realmente me afectaba. El saber que nadie se podría poner en mi lugar, que nadie asimilaría el peso que cargaba yo me hacia desestimar lo que vi y plantearme que quizás no sea importante. Como una tarea pendiente solo desapareció al ser olvidada , pero seguía faltando una pieza que completara el puzzle, aun faltaba.


Hoy es 12 de enero del 2009. Los años siguen transcurriendo y la dulce y amarga invitación de la muerte no se ve cercana, aun estoy vivo. Hoy vivo en una población que espanta los sabores en los paladares de quienes la nombran. Esto no es el paraíso, pero se esta muy bien en comparación a otros momentos que distaban mas del prometido cielo.

Al costado de mi residencia existe la que otrora fue la peor de las poblaciones de San Fernando, hoy no tan mala. Para ir al centro puedo tomar esa población u otra que en la vara de estatus popular de conocimiento masivo, pero no escrita en ninguna reveladora encuesta, ni parte de ningún estudio formal, la sitúa por sobre el nivel de la población en la que hoy vivo. Bueno, evidentemente la de peor estatus me ofrece un menor tramo de camino, o no seria opción.

Nuevamente en bicicleta y de camino al centro de la ciudad veo a un niño que sale desde una botillería con una bebida Coca-Cola de dos litros bajo su hombro. Él debe tener entre 8 y 9 años, con una cara que evidencia una falta de felicidad, en una mano un hermano menor de quizás 5 años y en la otra una cerveza Cristal longi-Neck de 250cc de la cual bebe cual escape al circundante mundo que lo rodea, pero sin saber que los sorbos no serán jamas los suficientes para destruir lo que parece odiar, sino más bien siempre serán suficientes para destruirce.


Quizás como el protagonista del día de la marmota solo debo resignarme a saber que las cosas seguirán repitiéndose... O tal vez debo descargarla de algún sitio en Internet y verla para conocer el final y de paso conocer que es lo que se debe conocer en la repetición de los sucesos.