miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sobre mi angustia...

Ciertamente la soledad es peligrosa. En ese abismo de espacio ampliado sucede ocurrir procesos que nos complican la existencia. Sin dar mayor vuelta, esa oscuridad con luz me obliga enfrentarme, me obliga a realizar esa introspectiva… me lleva a ver todos aquellos errores que cuando estoy con otros los busco en ello. Se transforma todo como en una fantasía de ellos sí yo no…

Pero hoy estoy solo y cambia todo. Una especie de “angustia” recorre mi cuerpo… se esfuerza por salir en lagrimas, pero algo la ata a mí, hay una fuerza –que claramente reconozco como superior que la aprisiona en mi cuerpo. Creo, y siento, que es algo relacionado con la justicia, algo así como que debo degustarla en mi interior… debo sufrirla, porque me redime de males pasados, males ejecutados por mí, males reconocidos por mi discernimiento.

No me gusta esta sensación, pero muy de pequeño aprendí a tolerar lo que no me gustaba, muy de pequeño aprendía disfrutar las guatitas, las prietas, los porotos…

NO PUEDO SEGUIR…BASTA!!

Ciertamente esta angustia recorre mi cuerpo, ciertamente esta angustia esta en mí, nace de mí y me obliga a enfrentar todo aquello que no quiero ver en mí. Pero nada de esto lo aprendí cuando pequeño… muy de pequeño aprendí a ceder mi comida a mi hermano menor, muy de pequeño aprendí a no pedir regalos de navidad… muy de pequeño aprendí como suena un estomago vacio, un estomago que no comprende como un niño no tiene como comer. De pequeño aprendí a hacer fila en los colegios, también aprendí a agradecer los cuadernos con la manito de cinco colores, esos que me diferenciaban de los niños que tenían es sus portadas a superhéroes de moda, a los pitufos... o a tantos otros.

Hoy la catarsis me consume por dentro. Miro hacia anoche y me pesan mis recuerdos… en alguna medida me avergüenzo de mí, y es que no quiero ser eso… no quiero ser el reproductor de falacias, tampoco quiero rodearme de personas que no reconocen todo este puto dolor. Me cuesta rodearme de personas que no han pasado hambre y piensan que pueden cambiar el mundo porque, en cierta medida, todas esas historias de hambre son fantasías del desarrollo…

No podría decir que he sufrido en la vida… todo aquello que recuerdo –tanto las cosas malas, buenas y las muy buenas- ha llevado a construir el ser que hoy poseo… Negando cualquier espíritu narcisista debo admitir que hoy me gusto como soy, me avergüenzo de ciertas emociones, pero a nivel general me gusto…

Este maldito espíritu crítico me hace ver la puta realidad con gafas… gafas muy oscuras… eso a muchas personas derechamente no les agrada. Muchas personas no están dispuestas a aceptar que la realidad no es justa, de hecho es injusta, muy injusta. Algunas de esas personas no quieren enfrentar aquello porque deberían admitir que perpetúan esos niveles desiguales, otras porque no quieren enfrentar su mediocridad, y otras por miles de razones que podrían justificar lo atroz del mundo. Al estar con ellos, al dar rienda suelta a mis ideas (encantado por los efectos del lubricante social), al dejar correr mi lengua como bestia en la pradera, como bestia que nada la detiene… Hoy al recordar aquello, me siento humillado, me avergüenzo de mí mismo… Y es que yo no soy dueño de ninguna verdad, rehúyo de cualquier acercamiento a discursos mesiánicos… no me quiero hacer cargo de abrir los ojos de nadie, y CRESTA!!! Mucho menos empapado en alcohol…

Debo, necesariamente, decir que amo a mis padres, les debo todo lo que no soy y, principalmente, lo que soy. Aún así enfrento, con cara al viento, el hecho que no quiero ser como ellos… y el buscar formas de evadir lo real me acerca al como ellos han elegido enfrentar esta injusticia. Mi razonamiento no apunta a ser más que ellos, más intentaría ser YO, mejorar mis expectativas y correr con un puto abrazo a ellos y entregar todo eso que no han tenido acceso y siempre han deseado. Con la sublime esperanza de que una vez poseído, eso que yo tanto aborrezco, ellos se sumen al asco de la sociedad y finalmente a la construcción de esto nuevo y mejor.

En el mundo hay cosas que me gustan y me invitan a levantarme cada mañana. Y en el mundo hay cosas que odio, son esas las que me sacan de la cama con fuerzas para cambiarlas…

sábado, 10 de septiembre de 2011

Sobre USHER....


Esta película es de esas que no te gustan, pero no puedes dejar de ver. Ciertamente como la herida en tu lengua que sanaría si dejaras de rozarla, pero es imposible.

Citando a Homero Simpson esta película tiene lo que me gusta... un final. Pero entonces ¿Por qué hablar de ella? ¿Por qué perder mi -valioso- tiempo, dedicándolo a ella?

Pasa que a medio transcurrir de la misma, bueno yo creí que era cerca de la mitad, se hace inevitable estar en acuerdo con la idea propuesta. Es inevitable admitir frente a los, innegables, hechos que la vida es una soberana mierda, por más que te esfuerces e intentes controlar todo, hay situaciones que te superan y dependen de otros gilipollas. O -de forma totalitariamente agresiva- depende de un “otro”, bañado en una supremacía omnipotente, omnipresente, omniabarcante, etc. pero que por sobre todo nos odia, nos desprecia y pareciera ser que disfruta con nuestro sufrimiento.

Pero no, esto no se queda ahí. Sino pasaría por ser otro discurso ortodoxo encubierto, esto avanza y pareciera que las cosas seguirán poniéndose peor... y así es. No hay tiempo para un chance, no hay posibilidad de tregua.

He ahí la fortaleza de la película, el final... les invito a descubrirlo, y a crearlo a la vez.


Ya me he dado cuenta que el final es muy poco importante “...lo importante es llegar...”


Hay momentos en la vida en que nada tiene sentido, pero suceden ciertas cosas que nos hacen olvidar aquello. Y pareciera que nos vamos sumando en una espiral que va dando norte a nuestros caminos, hasta que nuevamente la brújula se rompe y desaparece todo lo que creíamos nuestro. En esos momentos aparece la posibilidad de recurrir a “eso” que nos dicen debemos hacer, a cumplir con lo que se espera de nosotros... pero nos lleva inevitablemente a otra espiral de deformaciones, y de decepciones, nos lleva a un cansancio eterno que nos permite sentarnos en la tarde, casi noche, y contar los caprichos de nuestro o nuestra superior, nos permite oler el aroma de nuestros muebles -que cumplen con las expectativas soñadas-, nos permiten ese sentimiento de tener lo que otros desean, además de querer lo que otros poseen. Luego nacen los hijos y son bellos, parecieran ser un milagro de Dios -de ese mismo que ya olvidamos nos odia y nos deposito mediante su escroto santo-, son una belleza que no hay que defraudar. Hijo “te daré más de lo que a mi me dieron, serás mejor que yo”... cómo si el pequeño fuese culpable de mi negación, de mi baja aceptación, y de la imposibilidad de superarme, te debo dar más, porque mi amor será medido en relación con los bienes materiales que te rodeen, será medido con la educación a la cual tú tengas acceso y te diferencie del resto de los mortales, será medido por las oportunidades que mi circulo social te pueda ofrecer, esas a las que los demás no tendrán posibilidad siquiera de soñar, y que descubrirás serán el mayor de los tesoros, incluso por sobre los bienes que te rodean. Esa será la perpetuación de la elite que yo nunca seré, de la elites que mis padres soñaron en darme, pero que sus frustraciones les impidieron lograr, así serás más que yo porque solo así demostraré que soy más que mis padres, ya no soy de donde están mis muertos, yo seré mejor y tu no lo podrás negar, serás mi fruto y me veneraras como beatificado, por sobre mis pecados y por sobre lo que no hice y tú siempre mereciste...


Pareciera ser que hoy hay odio dentro de mí... creo callare mis lamentos...


_(Por cierto, en la película aparece de manera genial N. Portman...)