martes, 24 de septiembre de 2013

Sobre casi 41 años...

Mienten, cuando nos miran a los ojos simplemente mienten. Son parásitos dedicados a alimentarse del esfuerzo del pueblo, del esfuerzo de borregos deseosos por ser controlados por sujetos disque mesiánicos. 

He visto realidades terribles que sólo podrían solucionarse encarando lo real, mirando a los ojos al oponente y metiendose   esa imperiosa necesidad de ganar por orificios corporales dedicados a la evacuación. Pero ello, con ellos, y hoy en ellos, es una quimera que sólo puede soñar con desearse. 
He visto en el como nos hemos trasformado en pequeñas rameras de los vaivenes de la economía. Mientras tanto proxenetas elegidos democráticamente ponen en tensión hipótesis de súper héroes del hecatombe, los súper poderes han sido reemplazados por títulos entregados por universidades gringas. Mismas universidades que idearon la instalación de la justicia para los ricos, la consolidación de lo injusto como lógica de mercado. 
No odio el pasado, a lo pasado pisado y que sus protagonistas se pudran en la clandestinidad de sus grandes palacetes. Después de todo sus riquezas, sus abusos y, principalmente, sus tragedias no la seguirán de este mundo. Odiar es de débiles y solo acumula rencores que no alijeran la carga.  Lo que yo siento es más bien asco... Asco por esas personas y mucho asco por tu silencio, por tu inacción y por ver como tus músculos y arterias a están acumulando con la fantasía del olvido. No hay perdón ni olvido, tal cual como no hay cuerpos de revolucionarios y terroristas de montaje. 
El general... Él fue, como país, una de nuestras mejores humoradas. Un arriero frente a incontables piños de ovejas dispuestas a ser controladas. Mientras el terrateniente dictaba órdenes imperialistas a fin de anular la oposición. La sana oposición hoy no existe, hoy no hay construcción y aporte entre bloques solo musarañas de discusiones, para finalizar la semana con el mejor carbón de nuestra madre tierra y un corte de guayu...