jueves, 30 de octubre de 2014

Soy



Soy el desasosiego de quién todo lo cuestiona…
Soy la voz y la palabra de todo aquel que desecha convenciones comunicacionales básicas y relegadas a la cotidianeidad…
Soy la necesidad de poder definir el qué, el cómo y el cuándo…
Soy el hito invisible al ojo humano, y a la vez prioritario para el real entendimiento del sentido…
Soy la negación a lo indefinido…
Soy a su vez la negación de mi ser, de mí…
Soy el arrullo maloliente de la madre, pobre y desesperada. Pobre y desesperadamente hecha madre de manera prematura por no habérsele permitido conocer la negación. La negación al placer, la negación al control, la negación de la propia negación en tributo a dioses puros. Tan puros como lo fue ella. Tan pura fue ella que hoy es su redentora homónima… la perra mal parida que todos se cogerían por lastima, la suma indeterminada de placer ofrecido en baratijas de asco y curiosidad.
¿Por qué esa absurda necesidad de definición?
¿Por qué mi vida debe estar supeditada a poder describirme?
¿Acaso nos hemos convertido en ese inseguro ser que habita el espejo?
¿Acaso la auto definición acalla el comentario del otro?
¿Acaso la auto definición orienta al otro a vernos como queremos ser vistos?
¿Acaso tanto desconfiamos de nosotros mismo que necesitamos nos conozcan solo lo que deseamos mostrar?
¿Acaso si nos mostráramos seriamos desechables y desechados?
¿Acaso no creemos que podemos lograr siquiera el simple acto de entregarlo todo?
¿Soy lo que soy o lo que quieren quiera querer?

lunes, 27 de octubre de 2014

Dejame



Como yo lo veo la cosa está muy simple.
A la luz de os eventos he podido decretar que la vida nos ha reunido… hoy te paras a mi lado y veo fiereza irresistible en tus ojos. He seguido tus actos y son consecuencia de tus pensamientos y ello es tan sólo el regalo de los dioses. La genialidad hecha carne y vestida de belleza.
Los dioses son sabios y nos han puesto uno al lado del otro, cada cual cargando sus temores, sus desafíos y sus incompetencias.
Pero los dioses se divierten siendo piadosos. No solo nos han puesto uno al lado del otro, sino que jugando al ejercicio del poder nos permiten elegir… ello es poco cierto, pues el aprendizaje no está en la repetición de aciertos, muy por el contrario… el aprendizaje parece estar en el error. Es por ello que desde hace algún tiempo a la fecha he empezado a elegir deliberadamente el error. Soy el soldado de batallas perdidas con anterioridad. Soy la blasfemia de quién ensordecido, por el fulgor de la batalla, se ha engañado y cree poder tener siquiera esperanza de volver a su hogar, a su familia, a sus tierras con el triunfo y la libertad.
Sin embargo los dioses juegan a la piedad, los dioses juegan a dar esperanza. Los dioses se ríen de las hormigas pobladoras de humanidad que se creen águilas…
Soy la ausencia del futuro, la prepotencia del presente que obnubila el desarrollo que no va a dar a ninguna parte.
Mírame, estúdiame, sancióname y oponte a todo aquello que venga de mi. Soy el latido de la bala perdida que se va a depositar al cráneo d todos quienes me rodean. Quiero volver a tocar fondo, hay cosas que no alcancé a observar, cosas de las cuales aun no puedo hablar.

lunes, 13 de octubre de 2014

Tosco sentir...

domingo, 12 de octubre de 2014

Suicidio poético



Les hablaré de un personaje que dice vivir en un libro de ficción. Este sujeto constantemente está haciendo preguntas en torno a lo qué es, lo que será y lo que sería. Todo lo anterior le sitúa en una posición de cierta debilidad, y es que ya la sorpresa parece estar anulada. Ya en la gente con la cual se rodea, nada le sorprende. Todo es esperable y todo anteriormente transitó por sus pensamientos como un probabilidad cierta. Así, cada día y momento más cerca del colapso predecible este señor ficticio sabe, o por lo menos guarda alta certeza, de cómo el otro señor o señora real irá a reaccionar.
Lo anteriormente descrito parece hasta un regalo de los dioses, pero este señor ficticio lo asocia a la  trampa de la vida eterna. La vida eterna es tentadora y un sueño para quién no la posee, sin embargo al transcurrir generaciones esta vida eterna es la trampa de no poder morir ¿Imaginémonos la ausencia de la muerte? Es algo terrible, la eternidad es un estado para el cual nuestro egoísmo no está preparado y es que no seremos jamás poseedores de la muerte. Ese algo que, sabemos, constatamos día tras día, generación tras generación. La presencia del ciclo al cual no hemos sido invitados. Más bien el castigo eterno de la vida eterna. En este sentido nuestro personaje ficticio ya ha muerto… murió con la novedad… Entonces nuestro sujeto ficticio se ve atrapado en la cotidianeidad, está siempre obligado a pensar en el otro, a sugerir, en su interior, lo “ocurrible”…
¿Pero porqué no explotar dicho “DON” y transformarlo hacia el bien y así aportar a la construcción de una mejor sociedad?
Imagina una carretera, en la cual existe un camino predecible, que claro es la carretera misma… Y cada persona vendría a ser un automóvil. El automóvil está reducido a los movimientos posibles, que se sintetizarían en seguir, frenar, adelantar, acelerar, etc. También hay probabilidades reales, sin embargo indeseadas en ciertos estados, éstas serían volcarse… todo lo cual acomete el riesgo de la aniquilación total del vehículo (de la persona humana), sin embargo también existen talleres de reparación y esas cosas. Entonces conociendo, o por lo menos intuyendo, el camino y los movimiento posibles este sujeto simplemente se limita a observar y aventurar los movimientos de los otros vehículos-humanos, siendo, a mayor cercanía de una salida, un bache, un evento, una tormenta, etc., predecible el funcionamiento del otro… Sin embargo somos seres imperfectos y con tendencia a subestimar, todo lo cual; este señor real que maneja ese otro automóvil pese a haber señalado puede no virar en la próxima salida y he ahí la posibilidad del error que todo lo frustra. Pero nuestro señor ficticio ha descubierto que lo importante no es saber el futuro y determinarlo a ciencia cierta… y es que la misma ciencia es la traición de la tradición, dícese sugerir novedad y desarrollo. Sin embargo solo es la hija engreída de la historia, que al conocer más elementos se olvida que pertenecen a las propias leyes inmutables de las cuales los padres de la historia hoy ya no le alejan… la tecnología es predecible, y la modernidad es el desarrollo de la tecnología… Así el saber las acciones siempre premeditadas del otro es a su vez predecible la misma historia, la misma humanidad… He ahí la pregunta que hemos de evitar, sin embargo nuestro personaje ficticio nunca antes lo supo… nunca antes vio venir la vorágine predecible de la articulación de la antes simple pregunta…
Hasta un día de Krishna dura mil años… él es poseedor de una vida construida por miles, tal vez millones de días, un periodo de tiempo tan grande para nosotros que es inimaginable, inconcebible, pero real. Sin embargo el DÍA es la cuantificación de una historia. Y como hemos de saber toda historia tiene un fin… de lo contrario no podría ser historia. Es así que incluso Krishna no olvida que es poseedor de un final. Krishna a su vez sabe que hay algo que no posee, es un Dios para los humanos… es un Dios por sus capacidades, otorgadas por el conocimiento de las reales leyes inmutables de la naturales. Es poseedor de la magia, qué es la magna ciencia… el conocimiento supremo de las leyes inmutables, de la articulación divina hecho maya y posible de realizar en nuestros plano.
En la posibilidad de la creación radica la posibilidad de la novedad. Hasta Krishna puede sorprenderse.
Nuestro protagonista ha perdido la novedad, ha perdido el sentido de futuro… el suicidio sería opción si no se hubiera hecho antes las preguntas sobre su creación… el suicidio a veces no es opción y es que se transformaría en la inscripción en los anaqueles de la historia. Es la trampa hacia la existencia de la realidad misma. La única opción (tal vez predicha por el nihilismo) parece ser un acto poético mayor que el suicidio mismo… la única opción viable, ya analizada, mesurada, contextualizada por nuestro personaje de ficción es la aniquilación de su ser, la inexistencia absoluta de todo lo que él fue, de todo lo que seria y de todo lo posible…
Este cuento no es real, no existió el personaje ficticio… siempre me referí a mí, nunca fue otro.