domingo, 18 de noviembre de 2007

Senil...


Que más puedo hacer en este mísero espacio. La verdad es que me gusta contar cosas, creo que me gusta contar las cosas que pienso. Dentro del sinsentido que marca el cotidiano actuar en el que me siento inmerso, intento darme sentido en lo que pasa por la cabeza…

En fin…

Hoy en el casino de la universidad (es domingo, y cómo los fines de semana en la U por una beca que me asignaron) se realizaba una actividad con abuelas de diferentes localidades. Una de esas actividades para dar espacios a la comunidad. Debo aclarar que la actividad era dentro del complejo de la universidad, y que en el casino, como es debido, se daba la colación-almuerzo a las abuelas invitadas.

Siendo una actividad de conglomeración bastante grande, estimo serían 300 personas, entre abuelas y jóvenes que las acompañaban. Ahora, hoy la comida estaba extraordinariamente mala, el menú estaba extendido a mas no poder. Me parece extremadamente vulgar traer un invitado a la casa y darle de comer algo que él no merece, y mucho menos si consideramos que la actividad es de tipo social. Comprendo, de todas formas, que los recursos son limitados y debemos hacerlos extender, comprendo además que la actividad este dirigida a vuelos y que deben venir acompañados de nietos, hijos o demás. Pero no comprendo el que se les trate como el beneficiario que saca provecho de la actividad, por lo cual no debe de quejarse o poner alguna mala cara, por lo que se le esta dando. Esa política del desvalido ya esta pasada de moda, y recontra criticada.

Pasando un poco a lo que pude observar. No puedo dejar de lado un dialogo de la película Matrix (específicamente la 2, aunque ya lo decía Platón y otros grandes) “la casualidad no existe… la palabra es causalidad”. Veía en el horizonte a señoras con las cuales no hablaría ni obligado, habían también rostros extremadamente carismáticos, abuelas que expresaban cansancio, cuerpos deteriorados y energéticos a la vez… en fin una gama muy amplia de lo que se puede alcanzar en la etapa senil. Es así que me pregunto ¿a donde voy? Mi causalidad a donde me estará llevando, la causa y efecto de mi cotidianeidad me hará ser el vivaz abuelo, o más bien seré como un estorbo que nadie quiere tener. Mi propio grillo me dice que no piense en ello, que me esfuerce en ser lo mejor que puedo ser cada día, que trabaje duro y construya lo que creo desear. Pero es ese mismo puto grillo, el que me dice que estoy siendo un irresponsable, que me dejo tentar por el placer y que no estoy siendo correcto, que no es suficiente lo que yo, que mi volvo da 250 y 15º por hora.

El alimento es escaso y las bocas muchas. ¿Cuál es el resultado de esta ecuación?