domingo, 14 de noviembre de 2010

Sobre Free Rainer...



Siempre lo he dicho, y creo no me cansare de repetirlo. “Hay mucho por escribir, nunca faltaran razones para poder intentar transmitir una idea…”.

Me topo con personas que tienen una impresionante capacidad de presentar una idea escrita. Lo mejor es que son personas de carne y hueso, seres cercanos, amables, carismáticos. Muy alejados de la súper estrella de la literatura, ensalzado en la gracia de su best seller, o el “filosofo” que presenta su odisea de escritura esperando que el público presente se maraville y lo glorifique como un ser sobre natural y magno en esencia. Me he encontrado con gente cercana, ideas claras y complejas a la vez. Sentimientos expresados con veracidad. Certeza en sus decires. A ellos me refiero con cariño…


Ahora otra cosa mariposa…

Siempre en el ánimo de venerar calidad, de promover lo bueno y, ojala, de incentivar a que lo consumas, es que dedico las líneas a una película más.
Pero una película más pareciere un acto despectivo frente al esfuerzo de quienes la han realizado. ¿Pero el verla en internet es peyorativo a su trabajo? Ciertamente lo es y asumo la brutalidad de la paradoja, la culpabilidad del acceso y la responsabilidad de haberla disfrutado.
Free Rainer (La traducción la llama “Un Juego de Inteligencia), es algo así como –Libera la Mente-. Trata sobre un hombre que ha alcanzado y ostentado una posición de liderazgo en la televisión, estando a la vanguardia de ideas que el público esta habido de consumir. Es n administrador excelente en la industria de la televisión. Un ser de eso que la TV no muestra, es de los que están por detrás de los rostros embrutecedores de matinales y otras, pero es quien decide que se transmitirá en los programas. Es una persona de la TV que nunca aparecerá en una campaña de algún holding, pero ganará mucho más que los contratos multimillonarios que la publicidad acarrea por imágenes de promoción. En fin, algunos dirían es un capo de la TV.
Antes de continuar aclaro que no cuento, ni contaré, parte fundamental de la trama. Y es que si decides verla espero te maravilles por la obra misma.
Es así que el poder de este administrador, siento, es la simbolización misma del poder según Foucault. Es la ostentación pasajera de un poder que no es él, sino que es el poder del que cumple un rol en “la sociedad”. Es un poder adquirido que no se vincula con el sujeto mismo, sino que lo ostenta en relación a intereses de fuerzas superiores, a fuerzas de relaciones sociales, de estructuras (dirían los marxistas). Así pasado un suceso traumático, capaz de romper la relación del administrador del poder, este se cuestiona la veracidad de su rol y decide dimitir en busca de una algo superior, de la consolidación de su esencia.
El paso que el administrador da no quita veracidad a su posición de poder, sino que la confirma pues es otro el que viene a protagonizar el poder que está instalado. Y nuestro antiguo administrador se lanza en la búsqueda de otro poder, el de transformar la sociedad. El poder de responder frente a las injusticias, de asistir a la convicción que llama adentro, muy adentro sobre la revolución. Revolución que primero debe comenzar con uno mismo, con la autonomía y la absoluta manifestación del control de nuestros actos, pensamientos, saberes, necesidades y deberes.
Este administrador se laza a conseguir aquellos objetivos y el que lo legre o no, es tema solo accesorio, no es lo fundamental pues la sociedad es compleja y los cambios drásticos requieren drásticas soluciones. Por lo cual el aspirante al cambio, en respuesta al respeto que siente por los otros seres, y la humildad con que expresa su sentir, no puede pensare en agredir creyéndose poseedor de “la verdad” o de una verdad, sino que busca cooperar en la construcción de un mundo mejor.

Siguiendo con la película propiamente tal. Este administrador, ya renovado, cuestiona y ataca los sistemas de medición televisiva. En un llamado a tomar conciencia sobre lo que consumimos. Hoy veo en LA Nación Domingo el como Fear Factory Chile arrasa con los rating, en Emol.com como Tomka cuestiona su vida, el como futbolistas participan de farándula, etc., etc., ¿Es la televisión chilena un tambor de mierda del cual la sociedad está obligada a meter su rostro y degustar los sabores ofrecidos? Creo que sí y no. Si lo es, porque claramente es una porquería que no entrega utilidad al cuestionamiento social, sino, por el contrario, promueve el embrutecimiento de las generaciones y degeneraciones de embrutecer. Y no, porque ¿Cuál es el poder que obliga al chileno a consumir TV? ¿Cuál es el arma que se instala en el cuello de las familias e inmoviliza sus cráneos, permitiéndoles solo mirar la TV y comer los lulos lanzados hoy desde las pantallas LCD? Ciertamente si existe esa arma, si existe ese poder, pero el dejarlos es fácil muy fácil. Aunque requiere un mínimo esfuerzo que parece ser demasiado.
Te recomiendo mires Free Rainer, es del 2007. Dirigida por Hans Weingartner. El principal es Moritz Bleibtreu, si el mismo de El Experimento (la original), esa donde les pagan por simular una cárcel y queda –cual dagada-…



La televisión miente…

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sobre hoy...

Y es que uno no suele temerle a uno mismo.

Y es que ¿cuál sería el daño que puedes acometer en contra de ti mismo?

Y es que ¿hasta dónde es posible autoflagelar lo que proteges del daño de otros externos?

Y es que constantemente las preguntas surgen por sobre las certezas, por sobre esas esquivas certezas.

Hay verdades que son inamovibles, y hay cuestionamientos que son incontenibles. Dado lo anterior ¿Dónde cresta debo pararme?

Es gracioso como palabras inconscientes egresan diálogos profundos, inquietos y propios.

Basta con cerrar los ojos para escapar del mundo. Basta con escapar del mundo para encontrarse y enfrentarse y mirarse y huirse. Basta con abrir los ojos y dejarse y evadirse y no enfrentarse y olvidarse y…

Basta con dejar de escribir para acostumbrarse y dejarse llevar por las ideas de otros por ideologías de otros por Cariños y Odios de otros.

Basta con escuchar con atención y todo deja de tener sentido, pues nada, nada, nada, nada, nada, nada, nada está cerca de lo que el ser intrépido pero ingenuo, imbécil pero impensado puede lograr.

Hay momentos en los que puedes estar más cerca, pero el momento se acaba, pero ¿el momento se acaba?

Hay que sonreír más y… sonreír.