viernes, 21 de septiembre de 2007

De los cinco ebrios....

Es extraño, pero todo el rato la vida se esfuerza en mostrarnos justamente lo que no queremos ver. Es como una señora malhumorada que nos da miel en un pan, a veces calientito, recién salido del horno. Otras veces un pan tostado… muy tostado. Pero lo bueno del pan es que siempre se puede comer, solo variará el esfuerzo. Si hasta con hongos el pan sigue siendo comestible.
De viaje en San Fernando (es interesante el como, ahora, el volver a mi hogar es un viaje casi turístico) y con las claras intenciones de compartir más con mi hermano menor, he recibido de su parte por segunda noche la invitación a un Bar metalero. Invitación que por lo demás no he despreciado.
como lo dicta la chilenidad que no tengo (ahora menos), e concurrido a ¡Tomar un buen jarro de chicha a las fondas! Para posterior ir a compra un vino a una picada cercana, para llegar a la casa en la que carreteaba mi hermano. Después de uno de los dos litros de vino nos dirigimos al bar en cuestión. El ambiente es algo metalero, pero no despreciable… digamos que se puede soportar. Pasadas las seis cervezas entre cinco, asumimos la marcha de retirada.
Al salir del bar se divisan un par o trío de flaites (digamos que el alcohol me nublo la vista) pateando una señalética del transito. Luego de esperar unos instantes y viendo que dichos flaites emprenden rumbo, nos vamos rumbo a casa. Con intenciones de dar un muerte en paz al vino ya descansado.
Camino al encuentro con el líquido bermeñon, los cinco nos distanciamos por ciertos metros. En el que yo formo parte de la comitiva central junto a otro compatriota, adelante marcha mi hermano flameando a otro compatriota (quién dada su ebriedad parecía mas bien banderín escolar) y en la retaguardia el compatriota encargado de dis-logística. En las intersecciones de dos arterias principales O’ Higgins y M. Velasco (seudo próceres que se avergonzarían de ser testigos de los ocurrido, pero que por ciertos márgenes de necro-tiempo se me es imposible de preguntar su opinión) soy detenido por una caravana de carabineros (desde ahora Pacos ) quienes no me informan del porqué de mi detención, ni dan lectura a mis derechos disque garantizados en la constitución. Pero antes de ser interceptado, y al mirar hacia a tras, tal cual payasos de circo con muchos recursos (metáfora que intenta alarmar que nuestros impuestos fomentan a estas policías) salen algo de cinco Pacos y toman detenido a nuestro compatriota de di-logística. Solo en ese instante, al voltearme a ver a mi hermano un horizonte blanco y verde con lucecitas de colores, parecido a un reten móvil (lamentablemente efectivamente un reten móvil) me hace, la imposible negar, invitación a acceder a su interior. Mi sorpresa en tanto mayor, al ver que mi hermano y su estandarte amigo son invitados a gozar de las cinco estrellas-reten-holding-movil-autus. En el interior del lujoso transporte, manchado con decoraciones abstractas de sangre y pelos desprendidos, me entero que mi hermano había sostenido una reunión de kick-boxing delante de nosotros, pero de la cual había sido… mmm… digamos no ganador. En la cual dichos Pacos no interfirieron, ni acusaron realización, ni prestaron ayuda, ni detuvieron a ambas partes, ni se metieron a pelear (creo eso hubiese sido lo mejor, ya que las guatitas abundan en las comisarias, seguramente la prisión del aire).
Luego llevados al lujoso “Spa Hospital-constatación-lesiones” y de jugar un rato al clásico -Dame tu Rut y no me mires a los ojos, o te aprieto las esposas- (creo que perdí dos de las tres vidas) somos llevados de nuevo en el cinco estrellas-reten-holding-movil-autus a la comisaria.
Ya en la comisaria y dejando atrás las comodidades, somos invitados a una hermosa suite, ambientada en los antros carcelarios (era tanta la producción que incluso contaba con el moho en el suelo, el rallado en las paredes y la constante visita de un actor que las hacia de Paco que nos decía -tan acá por hueones y por mandarse cagas los conchesumadres -[claro que no le creímos mucho, sabemos que un Paco diría los conchaesumadres, pues tienen el mínimo de educación que exige la academia de carabineros]). Donde hacemos amistades con un chico de alrededor de treinta años, unos de esos de los que nos pueden enseñar mucho sobre el corriente proceder de los Pacos. Para ser un poco breve en, el tiempo más largo de vida (tiempo más largo encerrado sin quererlo, aunque no se compara con el letargo de una sesión de clases de introducción al derecho) .No se nos han respetado derechos tan básicos como el ir al baño, incluso ciertos Pacos se burlaron de nuestra culpabilidad y nos obligaron a marcar territorio dentro de la celda (por suerte nadie se creyó perro en ese instante, esto por dos razones; hubiese sido penoso defender el territorio a mordiscos entre nosotros y cualquier fantasía sexual estaba absolutamente fuera de contexto). A pesar que nuestros derechos no son leídos se nos pide firmar la hoja de lectura a cuatro de nosotros, pero mágicamente y solo intentando acceder a un próximo nivel, nos negamos a estampar nuestra humanidad en esas hojas sucias de falta de verdad.
Finalmente en la mañana, a eso de las once, somos invitados a un tour por la fiscalía civil. En ella jugamos a policías y ladrones con una jueza como arbitro de nuestras actuaciones.
Me olvidaba contarles que el precio de todo el paquete es la entrega incondicional de nuestras libertades, y la mayoría de los chilenos ya lo pagamos. Por regla general solo se eximen ciertas cúpulas adineradas, lumpen y por supuesto conocedores a cabalidad de la ley.
Si quieres acceder a dicha aventura solo debes caminar en paz por las calles de tu cuidad a las cuatro de la mañana y tu comisaria mas cercana se encargara de lo demás.
SUERTE!!! Y RECUERDA… COMO LO DICE "SU AMIGO SIEMPRE"