lunes, 21 de mayo de 2007

Muere la perra...

El cuerpo del animal ya hace 17 días debió de haber desfallecido. Nadie podría explicar por que aun caminaba. El momento de la muerte ya le había llegado, pero el cuerpo nunca se entero. Recuerdo que veía a la perra caminar, era como si viviera, pero no lo hacia. Desde el minuto en que debió haber muerto, ya nunca más vivió.
Hoy la vi dar el ultimo paso, la perra muere después de agonizar en muerte. Caminaba hacia mi ... no, no, yo camine hacia ella. Idiotamente no quería convencerme que ya no podría contar jamás nunca con ella de nuevo.
La vi dar el ultimo paso.
Su rostro no decía nada, ya no decía nada más. Su ultima mirada fue fría y siniestra. Yo no existía en ella desde hace ya mucho. La perforación de su pecho dejo salir el que hasta ese entonces fue su motor, desde su muerte. Ya los veterinarios explicaron que desde hace 18 días efectivamente había muerto. Sus movimientos, desde que murió hasta que cayo desplomada frente a mis ojos, se debían a un extraño virus, que genero unos gusanos en todo su interior. Estos gusanos comían lentamente de sus órganos, hasta que llegaron a la piel y vieron el exterior, para morir inmediatamente. Me han contado que en extrañas ocasiones el virus se presenta en humanos.
La vi dar el ultimo paso.
También el veterinario me explica que la perra no sufrió. Que una de las exigencias para la presencia del virus es que el infectado haya muerto. Pero yo se que no estaba muerta, La perra no había muerto!!! por lo menos los primeros 15 días yo veía vida en su mirada. El veterinario me dice que eso lo invente en la necesidad de pensar que aun vivía. Pero estoy seguro que no murió.
La vi dar el ultimo paso.
El día en que debió haber muerto... recuerdo... todo salió mal. La libere para darle vida, la deje en el campo, donde le gustaba estar. Luego di media vuelta hacia la cuidad. Apenas la deje de mirar escuche ese desgarrador aullido, el tronco le destrozaría la columna, pero ella es fuerte y fue como un renacer. Recuerdo que la abrase más fuerte que nunca y la quise más que nunca. Si tan solo hubiera sabido que desde ese minuto no sería quién yo pensaba.
La vi dar el ultimo paso y luego desplomarse.

Hoy siento cosquillas en mi estomago ¿Estaré enamorándome del virus?

2 comentarios:

Julian dijo...

Que triste historia.
Parecida a la mia.
Yo le di de comer y lo cuidaba hasta q senti q estiro su pie para alcanzar mi mano y su mirada se quedo apuntando a la mia.
y ahi, en ese momento se desvanecio.
yo igual quise creer q no.

Clerigo dijo...

Tremenda historia, escribes exelente, andaba buscando escribir algo parecido y llegue a tu blog, esta muy bueno, gran historia, vuelvo a repetir exelente escritor, aveces las palabras sobran.

Nxo