lunes, 30 de abril de 2007

Veneno...

Existen tantas muertes...
He muerto tantas veces...
Hoy solo muero una vez más.
¿Por qué morir con veneno? Hay veces en que nuestras palabras se transforman en veneno. Algunas veces no calculamos la medida de nuestras palabras y éstas terminan intoxicando nuestro organismo, pero hay otras veces en que escogemos las palabras que pueden terminar con nosotros.
Hoy muero de a poco por las palabras que consumí, y es como si no me importara. Duele mientras el veneno va paralizando fibra a fibra el musculo que es mi corazón. Así con una impaciencia que me destruye, tan solo espero el minuto en que no sentiré nada.
Todo suena tan simple, pero no soy Pearson (en "EL REGALO DE UN HOMBRE INÚTIL de
Alan Dean Foster
). Como me gustaría tan solo que mi cuerpo estuviese paralizado y mirar a una única dirección. No me importaría -como no le importo a Pearson- no tener opción, asumiría la sutileza de la situación. Pero no estoy en un asteroide, no tengo la incertidumbre de saber si dañe a alguien más.
A donde miro puedo ver que he causado dolor, me gustaría aferrarme al hecho que si no hubiera bebido de esas palabras, en dolor venidero sería superior, pero no lo puedo hacer. Hoy mastico poco a poco el dolor de hoy, y es superior al dolor que pudo haber sido mañana.
Ofrezco un alma, creo que ya no la mía... la mía la perdí junto a todo aquello que olvidé.

No hay comentarios: