miércoles, 15 de mayo de 2013

Sobre los días y los sueños...

De la traición y los modos. Y es que en ciertas ocaciones generamos tal nivel de expectativas que sin darnos cuenta damos porr sentado ciertas acciones esperadas en los otros. Sin embargo nada más alejado de ello es la realidad.

Y es que constantemente voy cometiendo el error de creer en la humanidad. Y es que yo sigo sintiéndome parte de esta gran masa sólo caracterizable por la posibilidad de amar. Y entonces el dejar de creer en el sentimiento primario significaría algo así como mi auto exilio, como mi expulsión de lo que espero conservar, y no logró imaginarme en un escenario en el cual se prive el amor.
Hoy por hoy sigue cobrando relata cía, en mi discurso diario, la capacidad de creer que el otro sujeto puede creer en sí mismo. La no tan secreta esperanza que la humanidad seconfigurará con sujetos cada vez más conscientes de su impacto en el paso de estos sesenta años de vida, capaces de visualizar la reacción de sus acciones. Entonces mi día se configura con el ejercicio mesiánico de ofrecer salvación a los perdidos.
Mi lugar, la periferia.
La vida o los dioses has modelado en mi gustos extravagantes que no son saciabl con materia de este mundo. En mi se acompañan sueños de logros irrealizables, en mi el abrazo de Morfeo es eterno y ya no puedo despertar nunca más del sueño de esta sociedad mejor. Hoy por hoy solo me UEFA disfrutar de los colores que sólo la felicidad alcanzada puede otorgar. Y es que el camino a ella solo es fantasía, como fantasía es ella en sí. Lo único real vuelve a ser lo imperecedero , y a su vez lo único imperecedero viene a ser lo que no nos pertenece. Pero qué deja de pertenecerme en un mundo en que la materia todo lo mide y todo lo regula? Al parecer urge volver a lo espiritual, la fe nos ha hecho olvidar los ideales, ha sido corrompida en su profundidad y desde ea profundidad pareciera necesario de e emerger el loro que acalle las ignorancias y logre instalar la sabiduría. No el conocimiento... La sabiduría.
La labor del que se sacrifica no puede dejar la periferia, pero a su vez debe emanar desde el centro. El sacrificio solo conduce a lo sagrado, de lo contrario nunca será sacrificio. Desde la periferia es fácil reconocer las desigualdades, pero sólo el noble noble corazón del guerrero disciplinado puede distinguir entre mano Meza de la justicia y el engaño del odio desenfrenado. Sólo el contacto con l centro, con lo UNO, puede dar abrigo en las noches de frío, en la clandestinidad de minar todo lo conocido.

Un manifiesto solo puede emerger desde la necesidad por compartir lo trascendente, jamás la verdad.
Pareciera que la verdad logra imponerse sobre quienes desean reproducir conocimientos incluso ancestrales, pero la verdad solo se acerca a lo irreal, a la materia, a lo perecedero. Un día el sacrificio será insoportable... Ese día sabré que he fallado. Sabré que todas las palabras habladas, las pensadas y las soñadas, pasaron a ser palabras y dejaron de ser sueños, dejaron de acercarse al ideal, y a su vez se alejaron del amor y ya nunca pertenecieron a la humanidad, o por lo menos a su esencia primera... A lo UNO...

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