Sobre La Casta Suicida...

Partiré por pronunciar que los últimos pequeños acontecimientos en mi vida me han hecho tener un retroceso en lo que soy. Pero claro, como ya lo he mencionado ningún retroceso nos volverá a como estuvimos ayer, los nuevos elementos y sucesos nos proveen de elementos que pueden llegar a ser herramientas de vital utilidad.

A que pertenezco?
Que soy y que quiero ser?
Son tipos de preguntas que para el común denominativo de ser pasan inadvertidas, pero que forman parte de la cotidianeidad de algunos.

Durante mucho tiempo me consideré parte de una generación perdida. Los acontecimientos históricos de mi país me ven obligado a no ser parte de una dictadura, tampoco prócer de una transición. Los programas de TV que apoyaron mi desarrollo son tan banales como temerosos. Las tendencias que se presentaron en mi juventud o están desaparecidas o son parte de la mutación de la modernidad. Agrego que ni el punk, ni el hip hop, ni tantos otros que no vale la pena mencionar nunca me identificarán. Disfruto del mensaje de ellos, me identifico con parte de sus ideales mas puros, pero repito no son míos. El filtro de mi profundidad no me deja sr parte de ellos.
Per hacia donde m dirijo?
Mi tesis en este momento es específica. Creo ser parte de una CASTA SUICIDA;
Con ello quiero proponer (lo digo no desde estudio y análisis científico, solo con el observamiento de mi entorno y con lo qué mi virginidad mental me permite) que suele en todas las generaciones existir un determinado grupo de personas que a partir de diferentes y variados impulsos y refuerzos creen que pueden conseguirlo todo, pero que no quieren los normales ideales, o masivos placeres.
Creo qué las identificaciones de la casta suicida, durante las diferentes etapas del desarrollo, confluyen en un desmoralecimento de los placeres. La trascendencia no es objetivo de ubicación temporal en un punto de la historia. No importa el tener hijos, plantar un árbol y escribir un libro para ser uno. El responder a la tradición solo explotara en un número más. Existe un sentimiento de identificación con seres revolucionarios, pero transgresores.
La vida misma ya pierde un significado sobre el uno mismo. Vuelvo a la trascendencia. La moral nos dice estar atados al aseguramiento del futuro de la descendencia, pero el creer que todo es posible de alcanzar abre una ventana a creer en las demás personas, incluidos están los retoños. Si yo puedo no creeré que mis hijos no podrán, entiendo que existe un miedo paralizante en los padres sobre el devenir de los hijos, pero ¿no sería acaso la mayor prueba de amor la confianza? Los factores externos no tienen cabida en lo que podría ser, pues lo que será siempre existirá. Las probabilidades solo son miedos que ciegan y paralizan pues las elecciones no son elecciones, solo hay una elección y es resultado que provoca el presente.
El suicidio creo se basa en el las expectativas. Las cuales no existen… todo es asequible cuando lo que se desea no esta atado a los impulsos que solo buscan imponer imposibles. Cuando se desea ser millonario y solo depende de una probabilidad en millones claramente será una tarea perdida. Si el éxito es medido en base a lo que la sociedad espera claramente el fracaso será inminente, pues no se ha sabido dar respuesta a lo que el ser mismo e individual desea. La identificación en la casta esta entre quienes se sienten parte de este enmarañamiento de opciones de ser y buscan las respuestas en lo que podría pasar a partir de lo que un mismo puede hacer y ser.
En base a los sentimientos de desapego y la falta de compromiso para con quienes no ven las opciones de modificar la realidad es que se abren dos caminos. Primero, el poder hacer algo. Tomar conciencia de un trabajo solidario que busque das atisbos de iluminación en el pasar de quienes no se han atrevido a ver sus potencialidades. Y segundo, crear una suerte de trabajo de auto perfeccionamiento que permita impactar la realidad del otro para cerrar las opciones que no le permitan ver la realidad desde una perspectiva critica, plantear las cosas como son y dejar que decida de manera informada y que tome conocimiento de los efectos que trae la actual sociedad, tanto en males como en beneficios.
Las cartas están tendidas y solo dependerá del uno mismo el poder coger las opciones que formen lo que se desea ser. Ciertamente se abre la pregunta si acaso es posible discernir entre los elementos que forman lo que se ha de ser. Me inclino por que si es posible.
Final y extrañamente citaré a un cristiano devoto Rafael Termes (Sobre la disponibilidad de la propia vida, El País del 6 de abril de 1998)

“Pero, el hombre de hoy está poco preparado para "sufrir"; cualquier dolor es interpretado como un estímulo a poner los remedios para evitarlo o quitarlo. Cuando ese dolor es inevitable el hombre se siente desconcertado. Por esto se pude decir que en este tiempo, en nuestro mundo superdesarrollado, el hombre tiene muchos menos dolores que hace años, pero tiene mucho más sufrimiento”