miércoles, 22 de agosto de 2012

Sobre cierta liberación...


A veces las cosas difíciles se vuelven aún más difíciles…
Y a veces las cosas que parecen fáciles son en realidad difíciles…
En cambio otras veces las cosas nos sorprenden con su concreción desinteresada…
En las más de las veces las cosas simplemente pasan y no nos damos cuenta… es la magia del ser, frente al enigma positivista del no ser irrenunciable. Al estilo luhmanniano…

Entonces ¿Por qué son justamente las veces duras las que más recordamos? ¿Son esas veces de las que más nos dificulta desprendernos?
He visto mujeres que pierden hijos… historias realmente tristes en que la pérdida de un hijo propicia la tristeza insuperable, la cual a su vez propicia una cadena de eventos que facilitan la rebeldía del segundo hijo, el cual muere trágicamente. Cual profecía auto realizada que busca imitar la tragedia de la primera pérdida. Y como si ello fuese a la vez poco el tercer hermano decide consciente e irrenunciablemente desaparecer de la historia familiar, de la historia local y de la historia nacional.

He visto rostros de mujeres desesperadas. Y debo admitir que no he tenido respuesta ni solución frente a lo que no son problemas, sino más bien productos de injusticias, efectos de acumulaciones de otros, de otros pocos. He decidido entonces, y dios mediante, mentir e irme al infierno. He decidido escupirle a la verdad y buscar una mentira reveladora, con la secreta esperanza que la revelación sea la verdad, sea finalmente la libertad, el desapego de todo aquello que la atrapa y le impide salvar a su segundo hijo, a su tercer desaparecido, pero por sobre todo a su propio ser.

Dicen que la verdad libera. Pero muchas veces he dicho mentiras.
La verdad es una construcción social, una estructura de acuerdos tendenciosos y pendencieros. La verdad libera en relación a las modas. La mentira atrapa en relación a las modas. Solo pareciera existir un ápice de libertad en el libre albedrio, en el momento anterior al error o al acierto.

La suspicacia nos obliga a elegir.
Las elecciones nos obligan a enfrentar consecuencias. Las consecuencias nos enfrentan con otros que no se interesan en nosotros.

He mentido, he llorado hacia mis interiores. He caminado al abrazo frio mientras mi ser me exigía entonar la corporalidad acogedora. Me he prostituido en el recato, pero sobre todo he cumplido mis ideales y no me he permitido traicionarme.
He besado los pies de Freire y siento asco de sus uñas aun sucias de tanto caminar.

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