jueves, 9 de julio de 2009

Sobre la confesión...



Y el joven se acerco al padre- él odiaba esa categorización, pues el no era su padre, tan solo era un hombre que dice haber escapado de las tentaciones de la carne hacia lo superior, pero bien sabe, en su interior, que no tuvo el valor para enfrentarla, para vencer o para ser vencido- lo miro a los ojos y le dijo...
La vida hoy nos pone frente a frente, hoy es el día en que escucharas mis pecados y sentiras que expías mis culpas, pero tranquilo pequeño sacerdote, tranquilo pequeño padre pues tus humildes lamentos no rozaran jamas la piel que hoy cubre mis atavíos aprisionantes, jamas sentire tus lamento no por estar sobre ellos, tan solo por que esa inacción que tu erróneamente llamas devoción escapa a lo que como hombres debemos lograr. Ten solo pequeños 8 años, pero tu sabes ver que eso no es relevante a mi alma, la edad no se traduce en esta cárcel a la cual nos acostumbran a ceder, o a escapar como es tu caso... no, no te sorpresas, no huyas de lo desconocido, más solo presencialo con calma y lanzate de ser necesario, sin dudar, sin cabilar siquiera el menor instante, pues si lo haces el altísimo ya no te protegerá y te estrellaras contra la vorágine de lo que no comprendes ahora, de lo que no quieres comprender...

El padre asustado, sin dejar que el pequeño terminase saco un revolver y le voló la tapa de los sesos...

1 comentario:

Sr. Ocioso dijo...

Como me hubiera gustado ser el pequeño padre.