DEEP WEB o el Mito de la Caverna de Platón
Si hay algo que no deja de sorprenderme es la contingencia. Y
es que cada cierto periodo, cual instalación de ciclos, van emergiendo
temáticas de real interés que acaparan la opinión pública, llamando la atención
de los ciudadanos. Algunas temáticas de la contingencia apuntan a la ciudadanía
consciente, como lo sería tal vez lo asociado a la construcción de realidad y cúpulas
de poder, entre otras. Pero también la contingencia instala temáticas para
captar a esa conciencia social altamente estupidizada
y ya embriagada de lo banal, como lo sería la farándula, futbol y un largo etcétera.
Pero en ambos casos, sea en un nivel de mayor o menor
conciencia, la contingencia nos lleva a esa trampa de llamar nuestra atención a
un punto específico. Todo lo cual nos conmina a mirar solo un punto ínfimo de
la realidad, haciéndonos olvidar el contexto. Planteándonos un foco que no
necesariamente nos debe representar. En reconocimiento del control de los medios
de comunicación masiva sería altamente interesante preguntarse si ese foco que
la contingencia nos plantea es decidor de las reales temáticas que existen. O
tal vez existe un control del ciudadano crítico, como también del ciudadano
adormecido. La duda trasciende y en su lugar instala dispositivos de control
altamente orientados, con anterioridad estratégicamente instalados…
Este es año de elecciones, y las discusiones de la TV, los papers, las news e Internet se ven colapsadas por opiniones
y contra opiniones de izquierda, de derecha y los de centros. Incluso de
quienes declaran transversalidad y suponen escapar de la escala horizontal…
Pero mi encuentro con la realdad por estos días no ha estado
ligado a lo cotidiano. De hecho está orientado a la sátira de lo irreal, que
así se interpreta como ficticio. Y es que lo real es reiterativo, y la
interpretación es libre, así que ¿hasta qué punto la razón debe primar en la
elección de lo realmente razonable? Esta pregunta parece irrazonable y fuera de
control, ahora paso a explicarla…
El internet ha sido fundamental para el desarrollo de la
modernidad en base a los códigos que hoy conocemos y nos son naturalmente
propios. Sin la amplia conexión al tejido informático virtual, sin la
posibilidad de conexión planetaria inmediata sería imposible definir la modernidad
en base a lo que hoy conocemos. La materia fundante de nuestro proceso
globalizador y emancipador ha sido la World
Wide Web (WWW), por un lado la posibilidad de ampliar los niveles
culturales desde la inmediatez de la información, por otro lado fortificar la
independencia de centros empresariales que no están ligados necesariamente a un
punto geográfico especifico, a una nación o legislación específica, sino que
militan en múltiples puntos planetarios definiendo la supremacía de las
transnacionales. Ahora bien todo lo anterior es más de lo mismo, es la crítica
barata frente a la naturalización de hechos que por injustos ya son
naturalmente aceptables. Nuestro país desde su última dictadura hasta el re
encuentro con la libertad solo ha venido a fortificar la instalación de un
modelo económico que se acopla, permite y fortalece un entretejido informático
que determina gran parte de las decisiones económicas, sociales, culturales y
otras.
Entonces existe el amplio universo digital que conocemos, es
la inmensidad del Internet, la posibilidad de acceder desde nuestro escritorio
de forma inmediata a lo que ocurre en el otro extremo de nuestro planeta ya sea
vía streaming, por social network, feed´s o chat, o tantos
otros digitalmente asequibles… Lo anterior también es más de lo mismo, ya no
sorprende a los abuelos, y es parte del gen de nuevas generaciones. Lo
realmente sorprendente es conocer que google.com
solo accede al 3% del universo informático…
Dicho de una manera metafórica googlear nos
permite acceder al 3% de la realidad, una realidad que ha sido seleccionada, en
la cual se nos ofrece la ilusión de elegir. Entonces al buscar LIBERTAD sus “cerca de 53.600.000 resultados (en 0,33
segundos) ” solo son la entrega de la previa selección del
contenido ya revisado, ya codificado. Es la ilusión de la libertad. Pero estos
53 millones de resultados solo representan una revisión del 3% de información del
universo disponible en la WWW.
Ahora bien, no satisfechos con la minúscula parte de
resultados que se nos ofrecen podríamos dejar de lado google y utilizar yahoo, lo
que nos otorgaría acceso al 1% del universo de información disponible. Sin
embargo todo buscador, toda entrega de confianza a un motor de búsqueda nos
pone en la susceptible posición de entregar a otros la decisión de a que
acceder y a que no acceder. Entonces podríamos desechar los motores de búsqueda
y lanzarnos a navegar en la web, lo
que nos permitiría acceder al 4% de la información total. Así, literalmente, podríamos
navegar por toda la Internet conocida y asequible con nuestras habituales búsquedas
y solo significaría el recorrer todo el mar de la tierra, pero jamás mirar
hacia abajo y mucho menos bucear.
¿Y qué hay de bucear?
He aquí cuando la cosa se pone entretenida y los parámetros de
búsqueda se amplificar de manera importante… los resultados a obtener se
multiplican y dejamos de lado el filtro que nos entregan los motores de búsqueda.
Todo lo cual trae aparejado riesgos que herirán las susceptibilidades más
amplias. Y es que a poco bucear nos encontramos con peces que no responder a códigos
de la superficie. La moralidad de la Internet profunda ha dado rienda suelta a
no responder a las leyes de la superficie y en su calidad de ubderground no se respetaría la
protección de todo lo acordado.
En el sentido positivo es posible encontrar documentos
prohibidos en la superficie, acceso subterraneo (o más bien submarino) a bancos
de datos de universidades, libros y manuales cuestionados por quienes tienen y
protegen el control de la superficie. Por otro lado, además, podremos
visualizar un amplio espectro de información referida a temas prohibidos en la
superficie como aliens´s, UFO, NASA,
ghost´s y tantos más. También encontraremos verdaderos centros de
información y capacitación, algo así como puntos de encuentro destinados a
atentar contra las imposiciones, convenientes para los grupos de poder, impuestas
en la superficie, falsamente instaladas desde un sentido democrático.
Ahora en el sentido moralmente cuestionable encontramos una
especialización en todo a lo que Gore se
refiere, una pornografía especializada en parafilias y otras, además de porno hardcore no aceptable en la superficie.
Todo lo anterior responde al consentimiento de los participantes, a la
satisfacción de placeres cuestionables y moralmente reprochables.
Por otro lado encontramos material derechamente amoral, transgresiones
a los códigos éticos y morales de múltiples culturas. Acá hallamos pedofilia a
montones, muertes a encargo, tráfico de sustancias dañinas, órganos y todo lo
que retorcidas mentes ofrecen a cambio de una retribución económica. Es en este
amplio espectro donde, bajo el anonimato y la ausencia de restricciones, es
posible encontrar conductas que atentan contra cualquier descripción de
desarrollo humano. En la emergencia, instalación y presencia real de un mercado
que no distingue entre consumidores u ofertantes, pero que el denominador común
es la presencia de un tercero denominado víctima. Esta dimensión de la Internet
Profunda (Deep Web) se caracteriza
por la presencia de policías encubiertas (F.B.I., C.I.A., INTERPOL, nuestra
humilde P.D.I., etc.) en búsqueda de cualquier sospechoso (vendedor o consumidor),
entonces cabe señalar que un observador de pedofilia es considerado consumidor,
he allí el peligro de adentrarse sin saberlo en estos espacios virtuales. Por
otro lado también existe la presencia de crackers,
personajes con amplio dominio del uso de lenguajes virtuales que roban datos
personales impresos en las computadoras de los incautos buceadores, claro está
con fines reprochables. Además existe alta presencia de virus y otros códigos maliciosos
destinados al daño de computadoras con fines reprochables.
Al llegar hasta este punto solo conoceremos, en el mayor de
los éxitos el 20% de lo que en Internet existe. Si realmente logramos ser
personajes destacados en el conocimiento informático y rebasamos las barreras
existentes nuestro espectro informático se ampliara hasta un quinto de lo real,
nunca más allá. El otro 80% es ficción, privado, irreal, fantasía o cualquier
otro apelativos que lo sitúe “más allá” de lo alcanzable…
DEEP WEB o el Mito
de la Caverna de Platón
Habiendo explicado someramente todo lo anterior es necesario
extrapolar todos los símbolos al entendimiento del Mito de la Caverna de
Platón. En nuestras pantallas, como en los muros de la caverna solo podemos ver
en el mejor de los casos el 4% de la realidad virtual. Si desatáramos nuestras
cadenas y ampliáramos nuestras estrategias de búsqueda podríamos acceder al 20%
de la realidad, estando aun en la caverna pero a sabiendas que la humanidad
sigue atrapada en la información que los otros deciden que ellos observen.
Quién se disponga a dejar de ver solo el reflejo de las sombras está destinado
a cegarse con múltiples trampas de lo amoral presente, está destinado a ser
fielmente observado y vigilado, pues aún está en la caverna y de ser muy
peligroso deberá ser encarcelado y acallado en su esfuerzo por libertad. En
tanto que si realmente se liberase y accediera a lo desconocido, a lo que está
fuera de la caverna, desaparecerá de nuestro mapa, de nuestro espectro.
Entonces la realidad no estará en lo que googlear
nos ofrece, la verdadera libertad estará en lo que ese 80% contiene, para
luego evidenciar que nuestro 100% no lo es todo y solo pertenece a la ínfima
parte de algo mayor, algo trascendente a lo cual la virtualidad en un camino
hoy desconocido y sospechosamente vetado…
Hay más pero no es el momento ni el lugar para conversarlo…
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