Sobre el leon...
¿Porque es tan difícil tomar una
decisión difícil?
He de pensar que constantemente
nos aferramos, y escudamos, en el sentimiento de impulsividad. Siento que los aparatos
de control nos plantean la dualidad entre que la impulsividad es negativa, pero
que impulsividad y certeza son una formula exacta para el triunfo, para el
éxito y el ascenso social de lideres emergentes.
Pero que cosa menos cierta cuando
los dioses nos ponen frente a pruebas que no pueden ser tragadas de forma impulsiva,
cual digno alimento que esta recubierto
con espinas que sanaran el interior del sujeto que espera alimentarse, pero que
la única exigencia es tomarse el tiempo de sacarles dichas espinas y así en el
ejercicio de la metódica meditación lograr llegar al centro otrora alimento,
hoy medicina para el alma.
Hoy la vida me pone frente a la difícil
decisión de considerar la eutanasia como opción de dignificación. La muerte del
ser querido es inevitable, y solo de quienes le rodean depende el poder acortar
el tiempo de sufrimiento, de poder disminuir la voracidad de lo inevitable, de
lo que transmuta y de paso daña hectáreas de campo dispuesto a ser cosechado
con amor y cariño incondicional.
La decisión es difícil. Pero ya
la misma decisión es maya pues no
existe posibilidad de error, no existe posibilidad de tomar la opción equivoca,
y es que el camino, con claridad, es solo uno. Entonces ¿por qué es tan difícil
tomar una decisión difícil?
La decisiones nos plantean la
dificultad de la responsabilidad frente a las mismas. Por un lado está la
legalidad construida por bien intencionados humanos predecesores, por otro lado
está el juicio de los pares que nos rodean. Pero muy por sobre ello está la
oportunidad de conciliar la coherencia de nuestras decisiones. Hoy quisiera evadir,
quisiera procrastinar
, pero ello ya es poco probable, es improbable. Las puertas de la conciencia ya
están abiertas y solo se cierran desde dentro.
Entonces hacia donde avanzar para
obtener la anhelada reconciliación con el deber ¿Acaso debo buscar ser
merecedor de la gratificación del deber ejecutado cuando un ser querido nos
deja de nuestra historia? En las historias de guerreros ello pareciera ser un
ejercicio que de común es fácil, más nunca el protagonista de la historia nos
regala la reflexión de la dificultad de la tarea cumplída. Hemos construido
relatos que reverberan el logro, novelistas que pese a todo solo ponen la
atención en el clímax y su resolución mediante el logro. Pero la historia no la
escriben ganadores, la historia la escriben sacrificios de heroicos personajes
que van directo a clavarse en nuestra nostalgia o en nuestro emocional individuo.
Quizás eso es lo que esta
historia debe dejarme. Quizás solo bastará con permitirme ver el acto heroico
del que mediante la eutanasia ya no estará jamás conmigo. Tal vez el egoísmo
nunca es egoísmo y lo que yo quiero es actuar un sentimiento que jamás es mío.
La decisión nunca me pertenece, los dioses ya no son tan ilusos como para
otorgar al humano la posibilidad de error. Lo que me pertenece es la
posibilidad de vivir mi camino, la posibilidad de llenar los espacios vacíos de
mi novela. Siento que cada día está destinado a escribir entre el prefacio y el
único fin entregado a nuestro nivel de perfección. Y él con sus garras me
regalo el rasgar muchas páginas que no quise, que no quisimos, pero hoy nos
entrega el capitulo titulado con su nombre. Hoy él parece ser historia, y no es
una historia escrita por ganadores, es una historia de una vida caracterizada
por… una historia que nos deja.
Después de todo siempre fue una
nube, y pareciera que hoy está más cerca de allá.
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