Sobre cierta liberación...
Y a veces las cosas que parecen fáciles son en realidad
difíciles…
En cambio otras veces las cosas nos sorprenden con su concreción
desinteresada…
En las más de las veces las cosas simplemente pasan y no nos
damos cuenta… es la magia del ser, frente al enigma positivista del no ser
irrenunciable. Al estilo luhmanniano…
Entonces ¿Por qué son justamente las veces duras las que más
recordamos? ¿Son esas veces de las que más nos dificulta desprendernos?
He visto mujeres que pierden hijos… historias realmente
tristes en que la pérdida de un hijo propicia la tristeza insuperable, la cual
a su vez propicia una cadena de eventos que facilitan la rebeldía del segundo
hijo, el cual muere trágicamente. Cual profecía auto realizada que busca imitar
la tragedia de la primera pérdida. Y como si ello fuese a la vez poco el tercer
hermano decide consciente e irrenunciablemente desaparecer de la historia
familiar, de la historia local y de la historia nacional.
He visto rostros de mujeres desesperadas. Y debo admitir que
no he tenido respuesta ni solución frente a lo que no son problemas, sino más
bien productos de injusticias, efectos de acumulaciones de otros, de otros
pocos. He decidido entonces, y dios mediante, mentir e irme al infierno. He
decidido escupirle a la verdad y buscar una mentira reveladora, con la secreta
esperanza que la revelación sea la verdad, sea finalmente la libertad, el
desapego de todo aquello que la atrapa y le impide salvar a su segundo hijo, a
su tercer desaparecido, pero por sobre todo a su propio ser.
Dicen que la verdad libera. Pero muchas veces he dicho mentiras.
La verdad es una construcción social, una estructura de
acuerdos tendenciosos y pendencieros. La verdad libera en relación a las modas.
La mentira atrapa en relación a las modas. Solo pareciera existir un ápice de
libertad en el libre albedrio, en el momento anterior al error o al acierto.
La suspicacia nos obliga a elegir.
Las elecciones nos obligan a enfrentar consecuencias. Las
consecuencias nos enfrentan con otros que no se interesan en nosotros.
He mentido, he llorado hacia mis interiores. He caminado al
abrazo frio mientras mi ser me exigía entonar la corporalidad acogedora. Me he
prostituido en el recato, pero sobre todo he cumplido mis ideales y no me he
permitido traicionarme.
He besado los pies de Freire y siento asco de sus uñas aun sucias
de tanto caminar.
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